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Basta ya de romantizar la resiliencia. No eres más fuerte por aguantar más. La verdadera fortaleza no está en soportar lo insoportable, sino en tener el coraje de decir "hasta aquí" y marcharte. Acumular cicatrices no te hace un héroe, te hace una diana.

Desgastarse intentando comprender la incoherencia de otra persona nos hace ignorar la pregunta más importante: ¿quieres eso en tu vida? Explicar la conducta del otro no justifica la herida.

Mucha gente no tiene un problema de ansiedad. Tiene un problema de ira no expresada. La que se tragan por miedo al conflicto, por no molestar, por ser "buena gente". Esa ira no desaparece, se pudre por dentro y la acabas llamando "nervios".

Te pasas la vida buscando "cerrar ciclos". Como si la existencia fuera un libro o una serie de Netflix. La vida es más caótica. Hay historias que no se cierran, solo se aprende a vivir con ellas. Pretender un final limpio para todo es una receta para la frustración.

Esto es solo un poco de música para la calma que me acompañó el día de hoy. Realmente es más que música. Yo diría que es neurociencia aplicada. youtu.be/SaF8jwKqp5w

El estoicismo de manual de autoayuda es la nueva anestesia emocional. "Controla lo que piensas", "no dejes que te afecte". Al final, solo enseña a disociarse. No sentir no te hace más fuerte, solo te desconecta de la realidad y de ti mismo.

Amar sin expectativas. Un amor que se nutre de lo que das y no de lo que recibes. Que se agota sólo cuando te agotas. Uff, si fuera posible.

La obsesión por "dejar ir" y "soltar" nos está volviendo incapaces de sostener nada. Ni el dolor, ni un compromiso, ni una mala racha. Hay cosas que no se sueltan, se atraviesan. Y huir de todo lo que pesa solo te deja vacío.

Nos esforzamos por ponerle nombre al sufrimiento, pero todo el sufrimiento es miedo. Miedo a no ser suficiente. Miedo a parar y descubrir que no había nada al otro lado. Miedo a no cumplir el guion que ni siquiera escribimos. Deja de buscar nombres. Enfrenta el miedo.

La disociación no es ese "mindfulness" al revés que te has inventado. Es el cerebro diciendo "hasta aquí" porque el dolor o el miedo queman. Es el fusible saltando para que no se incendie todo el sistema.

Hemos patologizado tanto las emociones humanas que ya no sabemos estar mal sin sentirnos defectuosos. Estar triste no es estar deprimido. Estar cansado no es tener burnout. A veces, simplemente, es estar vivo.

La cultura del "vibra alto" y "solo good vibes". Como si la depresión fuera una mala racha que se quita con incienso. La salud mental no es marketing espiritual. Es biología, historia y a veces, pura química. Basta de simplismo.

"Querer es poder" no es psicología, es marketing motivacional. Si el contexto te aplasta, si tu neuroquímica no te acompaña o si vienes de heridas profundas, "querer" no basta. Culpar al individuo por no "esforzarse lo suficiente" es cruel e ignora la realidad.

El "contacto cero" no es una varita mágica. Es una herramienta. Pero si no entiendes por qué te enganchaste a esa persona en primer lugar, repetirás el patrón. Dejar de hablar no arregla lo que tienes roto por dentro. Solo pone el problema en silencio.

La dictadura de la sonrisa. Nos exigen estar bien, como si la tristeza fuera un fracaso personal. Basta de "good vibes only". Sentir malestar en un mundo que aprieta es una respuesta sana, no un error que debas "cambiar con el chip".

Tanta turra con el "estar presente". Cuando el cerebro aprende a disociar para sobrevivir, "estar presente" no es una opción elegible, es volver al lugar del incendio. No se sale de ahí solo con voluntad, se sale con trabajo y con ayuda.

El "good vibes only" es la nueva forma de represión emocional. Llama "tóxico" a quien está triste y "negativo" a quien tiene un mal día. La salud mental no es estar feliz siempre. Es tener la coherencia de estar mal cuando toca estar mal.

Ahora resulta que todos tus ex son "narcisistas". Usar etiquetas diagnósticas de manual para describir a cualquiera que te trató mal banaliza el trastorno real. A veces la gente es solo egoísta o inmadura. No todo es patología.

Ahora vendrán los gurús del "body positive" a decirle a Nelly Furtado que "ignore a los haters". Qué fácil es repartir frases de taza cuando no es tu cuerpo el que se analiza en público. La positividad tóxica no cura el linchamiento social.