El peronismo es la magia de encontrar sinónimos, con equivalencias imperfectas y con nudos tácitos difíciles de descifrar, entre un conjunto de palabras.
El bobo devela lo absurdo del mundo, pero lo hace involuntariamente y creando fastidio en los demás, pues para vivir contento se precisa inhibir la percepción de que lo cotidiano o lo técnico es injusto, está mal ensamblado o es producto de un albur desafortunado.
Vivimos y no podemos dejar de vivir una época en la cual la sociedad tiene que generar corrientes de opinión autónomas que lancen atrevidas fórmulas de reescritura, nuevos métodos de investigación y nuevos ingenios sobre las grandes hipótesis sobre la relación tiempo-texto.