Buenos días. open.spotify.com/track/3xyFxWZE…

No necesito drogas para calmar la ansiedad puedo picar verdura a las nueve de la mañana.

Me he dado una hostia en la cabeza y no he podido evitar hacer ese gestito de masajearte el golpe y mirar la mano buscando sangre. Y además lo haces una segunda vez, incrédulo, no puede ser que este dolor no lleve aparejado una brecha, pero si me voy a desmayar, quiero sangre.

Buenos días. ¿A qué multimillonario propietario de una mega corporación criminal toca defender hoy?

Cansado de no encontrar trabajo de lo mío (hacer fotos al gato).

He soñado que revisaba la cartera y encontraba unos nueve euros en monedas. Y me ponía muy contento porque pensaba: joder, con esto puedo hacer una comprita maja en la frutería. No sólo sido un sueño muy real, también una prueba de lo interiorizado que tengo ser pobre.

Hace un par de días hice una mayonesa con ajo asado y chile chipotle adobado y ahora tengo miedo de no comer otra cosa el resto de mi vida.

Yo así no puedo.

Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde (echa de menos el lavavajillas).

De verdad que pocas cosas me hacen ser tan consciente del sinsentido de la condición humana como las tareas del hogar. ¡Pero si ya he limpiado esto hace nada! ¿Por qué está sucio otra vez? ¿Qué clase de rueda absurda es esta?

Ayer vi unos kiwis a doce euros el kilo y de verdad que casi me entra un ataque de risa histérica en medio de la frutería. Aunque bueno, eran kiwis GOLD. Igual de verdad están hechos de oro y ando yo aquí hablando sin saber.

Existe un cansancio sano en el que llegas a casa y te quitas zapatos y pantalones como acto de liberación. Pero también hay un cansancio ruin con el que quedas atrapado en la ropa de calle, incómodo, no hay fuerzas para despojarte de tu vestimenta de esclavo.

De repente tengo muchísimas canas. Como si hubiera despertado de un coma y no me reconociera en el espejo. ¿Acaso me he convertido en un señor mayor sin haber sido nunca un adulto?

La sensación de acunar entre la manos una taza caliente. No merezco menos. Pero tampoco mucho más, no vayamos a fliparnos.