Lo que no nos dimos siempre dolerá; lo que nos dimos, dolerá aún más.

En todos mis naufragios, su obra fue mi Biblia .

Siempre hay tiempo, pero nunca para olvidar lo que se ha amado de verdad.

En un amanecer frente al mar, todas las versiones que fui se encuentran, y cada una trae sus heridas.

Dejo ir a quien se quiere ir. Las ausencias se sienten en casa, en mi pecho.

La soledad absoluta no existe; siempre hay un fantasma que nos acompaña: el de un “para siempre” que no fue más que un castillo de arena.

Prefiero abrir un libro antes que una puerta.

Cuidado con la coraza que construyes: lo que hoy te protege, mañana te encierra.

Tantas conversaciones pendientes que uno tiene en la vida… Y de todas, una queda imposible: con esa persona a quien tanto hemos amado, y que se empeñó en demostrarnos que solo fue la idealización de nuestro corazón... Lo que no existió, no se encuentra.

El silencio es una tumba donde yacen tantas heridas.

La paz de desvincularse emocionalmente, es lo mas valioso para los que se arrastraron hasta cuando no les quedo mas suelo para hacerlo.

Sí, se puede tener mil máscaras. El único que es capaz de quitarnos todas es el insomnio.

El hombre nace libre, pero el corazón lo encadena.

A mi yo del pasado le diría que, donde no es mutuo, no hay que demorarse; que los mil intentos… te parten el corazón en mil pedazos.

No me matan los finales; solo me recuerdan que la única persona irremplazable en mi vida está en el cielo.

Lo amado no deja huella: deja vacío.

Entre la ausencia de alguien y sus migajas, siempre voy a elegir lo primero. ¡Duela lo que duela, ame lo que ame! No nací para vivir en modo oferta, para ser el bálsamo de una soledad o el faro de un corazón cobarde e indeciso.

Donde llegas tarde en la vida, te quedas para siempre… Aún no me queda claro si lo imposible no nos suelta, o si somos nosotros los que no sabemos soltarlo...

Tanto nos ciega el amor, que no vemos que, a veces, un “te amo” es un “me haces bien”; y un “para siempre”, solo un “mientras me siento solo”.

Escuchar mil canciones, y en todas, una sola persona. Creo que la música se inventó para recordarnos que hay amores que nunca mueren, por muy muertos que nos guste darlos.