Literatura Automática (@literautomatica) 's Twitter Profile
Literatura Automática

@literautomatica

Libro 273 de la @BiblioMarentes. 365 huellas desde el texto predictivo del teclado del teléfono de @sergiomarentes. Gestionado por el @grupo_rostros.

ID: 1624271714925391892

linkhttps://sergiomarentes.wixsite.com/inicio calendar_today11-02-2023 04:59:14

36 Tweet

42 Followers

210 Following

Literatura Automática (@literautomatica) 's Twitter Profile Photo

Cantar bajo la lluvia y el dios de las aguas, si no está dentro de la ley de vida, es porque no estamos vivos, y todo aquello que no palpita no merece el palpitar de los otros.

Literatura Automática (@literautomatica) 's Twitter Profile Photo

La guerra de los libros más importantes es una de las más sangrientas de la historia de la humanidad, y, si nos apuramos, la que más silencio causará en el futuro, cuando alguien pregunta por qué guardamos silencio si vivíamos en el momento histórico más informado de la historia.

Literatura Automática (@literautomatica) 's Twitter Profile Photo

Valió menos que el mundo, aunque nadie sabe cuánto es que podría ser, pero aquel libro valió la pena y cada vez más llega a un valor incalculable, y, si nos apuramos, a rozar, si no a sobrepasar, el calificativo de invaluable, como los libros verdaderos e inmortales.

Literatura Automática (@literautomatica) 's Twitter Profile Photo

Flotando sobre la sangre de los libros sobrevivientes de la última guerra de los tiempos, va una mujer que no sabe que viaja hacia el lugar donde todos nacimos, donde la flor más extraña guarda en su fauces el único libro que no se puede leer.

Literatura Automática (@literautomatica) 's Twitter Profile Photo

Publicar un cuento era el reto de la tribu antes de que llegara el nuevo dios, caliente, recién salido del horno en el que las Inteligencias Artificiales preparan lo que parece ser lenguaje humano, y no es más que un algo que es nada.

Literatura Automática (@literautomatica) 's Twitter Profile Photo

La humanidad terminó de hundirse en sus propios jugos cuando el último de la especie que estaba afuera, viendo cómo se salvaba sólo a sí mismo, se declaró inocente y, además, víctima del sistema que convirtió a todas las personas en máquinas defectuosas y mal programadas.

Literatura Automática (@literautomatica) 's Twitter Profile Photo

Nacieron flores donde se pudo ver a la vez el sol y la luna, en el momento exacto cuando cayó la última bomba atómica, de todos los colores y formas, lo suficientemente diferentes para que, de ellas, brotara una nueva civilización que algún día inventará las bombas atómicas.

Literatura Automática (@literautomatica) 's Twitter Profile Photo

Libro que se respete es capaz de hacer un salto mortal mientras las aves cantan canciones escritas por Inteligencias Artificiales, por eso es que, aún hoy, millones de años después de haber empezado a caminar, nuestra especie no está no cerca de los libros, y lejos de las aves.

Literatura Automática (@literautomatica) 's Twitter Profile Photo

El día en que no quedó ningún papel por leer, cuando las máquinas ya tuvieron el completo control para equivocarse sin ser juzgadas, las personas comenzaron a leer en su memoria, y los más valientes lo hicieron en su imaginación, hasta que, de la nada, brotó un papel del suelo.

Literatura Automática (@literautomatica) 's Twitter Profile Photo

Detrás de las pancartas que anunciaron el fin del mundo todavía quedan flores, las primeras de su especie, las únicas que, de haber quedado en pie, la humanidad hubiera podido usar como alimento y, sobre todo, como inspiración para no llegar a la extinción ni al olvido.

Literatura Automática (@literautomatica) 's Twitter Profile Photo

Luego de eso, y de todo lo demás, nadie pudo volver a pasar por el ojo de una aguja, como lo hizo el camello que fue rey de todas las bestias, y que murió por todos nuestros pecados, y luego resucitó por las demás cualidades que sobrevivieron al último de los Mohicanos.

Literatura Automática (@literautomatica) 's Twitter Profile Photo

No se quemó la literatura, pero a nadie le importó tal prodigio, porque el mundo va demasiado rápido hacia una desembocadura que, mientras sucede todo esto, todavía no existe ni es imaginada por alguien que nadie sabe quién es, porque es alguien tan común como la muerte ajena.

Literatura Automática (@literautomatica) 's Twitter Profile Photo

Desbloquear escritores, a partir de su nacimiento, fue lo más parecido que hizo la máquina de escribir a hacer fuego cuando todos se alimentaban de él pero no sabían cómo ni de dónde venía, y como comunicarse con los demás, cuando ya nadie sabía ni quería entrar en los demás.

Literatura Automática (@literautomatica) 's Twitter Profile Photo

No se quemó la literatura, ni nada que se le pareciera, pero la lluvia sí quemó todo lo que había quedado vivo tras la humanidad, porque el agua, en algún punto de la historia, dejó de ser agua y se convirtió en un fuego tan parecido a nuestra especie que nunca fue detectado.

Literatura Automática (@literautomatica) 's Twitter Profile Photo

Del tiempo que no fue usado se crearon, entre unas pocas cosas, las pieles para vestir en los inviernos posteriores, cuando el tiempo volviera a detenerse y la carne, como su testigo, se quedara quieta esperando alguna muestra de vida del sol, que podría siempre ser la última.

Literatura Automática (@literautomatica) 's Twitter Profile Photo

Sin saber de dónde proviene, ni quién la causa, la música todavía se puede escuchar, a pesar de que todo está en ruinas, o quizá porque todo es ahora una sola ruina tras la caída del último muro que separó personas de otras personas durante los milenios que hubo humanidad.

Literatura Automática (@literautomatica) 's Twitter Profile Photo

Nadie supo cuál fue el final de los tiempos, porque las cosas, sin afán, determinadas, se convirtieron en otras cosas o, lo que podría decirse mejor, en cosas que se usaban para otros menesteres, por lo que, tampoco, nadie supo que las personas se convirtieron en otras personas.

Literatura Automática (@literautomatica) 's Twitter Profile Photo

Tras el polvo y las ruinas, como quien no quiere la cosa, asomó un brote de hierba tan verde como el único y último verde del planeta, y lo hizo con lo último que le quedó tras el fin del mundo colgado en su mirada: la primera y única esperanza de la que tuvo noticias alguna vez.

Literatura Automática (@literautomatica) 's Twitter Profile Photo

Eran las cosas que quedaron luego de que nadie quedó, pero, al menos, no se leían entre sí, como lo hicieron tantos, si no todos, que estuvieron vivos y junto a alguien más que sólo sabía leer a otros, pero, un día cualquiera, dejaron de ser cosas, y se convirtieron en personas.

Literatura Automática (@literautomatica) 's Twitter Profile Photo

Hay manos por doquier, extremidades que algunas vez fueron aves, poemas o zanahorias, que quieren tocar todo aquello que se mueva, todo lo que palpite, todo lo que sangre sin que alguien lo rompa, como lo hicieron todas las manos de la historia, de la memoria y de la imaginación.