“Cuando ayunéis, no pongáis cara triste” (Mt 6,16). Porque lo hacemos por amor.

“En aquel tiempo, la gente preguntaba” (Lc 3,10). Si saber responder es importante, saber preguntar lo es más. Cuando ya no se hacen preguntas, ¿qué vamos a responder? Cuando ya no hay preguntas, ¿qué esperan? Sin preguntas estamos muertos. Nacemos y renacemos como preguntas.

“En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre” (Lc 1,44). Quienes aman reciben tanto de fuera como de dentro. Atentos a la más mínima señal de vida, llaman alegría lo que desde fuera parece natural. La alegría es vida incipiente que salta.

Al acercar una mano abierta, acogedora y amable para acariciar y asombrarse, dos personas sencillas crean una bóveda, abren un espacio íntimamente sagrado, edifican una catedral para la luz siempre naciente. En un mundo de puños seamos manos que crean catedrales. ¡Feliz Navidad!

“Aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre” (Lc 2,12). A quien ama le sobra señales: hasta lo más vulnerable y necesitado es un milagro de la presencia de Dios. ¡Feliz Navidad!

“Escuchándolos y haciéndoles preguntas” (Lc 2,46). Quien ama aprende de los maestros tanto en el templo como en casa. Escuchando aprende a escuchar, a amar, a estar atento, a discernir lo que da vida y lleva a la vida. Crece en silencio como cualquiera. Su hora de hablar vendrá.

“De su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia” (Jn 1,16). Quien ama ofrece plenitud porque, sin ser suya, participa de ella: su mirada, palabra o gesto -regalo desbordante tras regalo desbordante- incorpora al amado en la esfera de la abundancia con sabor a eternidad.

“Vino una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco».” (Lc 3,22) Decidida, generosa, entregada, la voz de quien ama, bálsamo para el amado, nutriente para la tierra entera, procede siempre del cielo para alojarse como manantial en el corazón del amado.

El próximo miércoles vuelve "Orar con el arte". Una propuesta preciosa, profunda y distinta, para intuir al Creador de la Belleza y de la vida detrás de tantas imágenes... ¡Os esperamos!

😃Empezamos nueva temporada de #Orarconelarte Parroquia San Francisco de Borja con este célebre cuadro de Edward Hopper que nos invita a mirar… Quisiera mirar para ver lo que tú ves: eso, nada más

Inmersos en lo más sencillo y sublime de lo humano: voces que al buscarse crean el cobijo y despiertan la luz al resonar en ti. Absoluta, imprescindible maravilla ayer y hoy Teatros del Canal ▪️ Comunidad de Madrid “A BEGINNING” #Vimeo vimeo.com/816706996 ¡Enhorabuena Aurora Bauzà, Pere Jou y compañía!

“El mayordomo probó el agua (…) y entonces llama al esposo:  (…) «Has guardado el vino bueno hasta ahora».” (Jn 2,1-11) Amar es probar el agua que se te ofrece, reconocerla como el vino que es, llevarla a los invitados al banquete y expresar tu sorpresa agradeciendo al esposo.

“Me ha enviado a proclamar la buena noticia a los pobres, la libertad a los cautivos, la vista a los ciegos y a poner en libertad a los oprimidos” (Lc 4). Amar es liberar a pobres, cautivos, ciegos y oprimidos. Uno lo puede por haber estado allí y haber tomado la mano extendida.

“Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios” (Lc 2,28). Amar es tomar en brazos y bendecir a Dios. Alabar sin abrazar no es amar; como tampoco lo es abrazar sin alabar. Doy gracias por todos los que, por el solo hecho de conocerme, me han tomado en brazos y han alabado a Dios.

Jesús dijo a Simón: «No temas» (Lc 5,10). Amar es repetir “no tengas miedo” a lo largo de una vida. Esa es la buena noticia que despierta capacidades insospechadas y adormiladas. El miedo nos acecha en cualquier rincón de la vida: entonces urge volver a escuchar esa voz que ama.

“Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios” (Lc 6,20). Amar es reconocerse pobre y con hambre, amar implica llorar y aceptar insultos. Quien sólo busca saciarse con riquezas, quien sólo quiere reír y busca la aprobación de todo el mundo no ama de verdad.

“La medida que uséis la usarán con vosotros” (Lc 6,38). Quien ama destapa hasta dónde llega la medida de nuestra generosidad y magnanimidad. Descubrimos que no es tan mezquina, sino que logra ser cauce del amor al gustar su caudal, su inagotable cariño por cada ser de la tierra.

Nuestros próximos encuentros de Orar con el arte, agéndalos, que merecerán mucho la pena.

“De la bondad que atesora en su corazón saca el bien” (Lc 6,45). Atesorar la bondad al cultivar la sensibilidad para captarla fuera: en la creación y en los demás. Hacerse así por entero flor, fragancia y fruto como un almendro, pura generosidad y alabanza, respuesta a la luz.

Hoy tenemos un rato para "orar con el arte". Y lo haremos con un relato y una obra maestra: El regreso del hijo pródigo. Os esperamos en @parroquiaborja a las 21,00h.