Cuando profesamos nuestra fe, comenzamos diciendo: “Creo” o “Creemos”.

Los que por la fe y el Bautismo pertenecen a Cristo deben confesar su fe bautismal delante de los hombres.

El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, porque el hombre ha sido creado por Dios y para Dios; y Dios no cesa de atraer al hombre hacia sí, y sólo en Dios encontrará el hombre la verdad y la dicha que no cesa de buscar.

El mundo: A partir del movimiento y del devenir, de la contingencia, del orden y de la belleza del mundo se puede conocer a Dios como origen y fin del universo.

La fe es la respuesta del hombre a Dios que se revela y se entrega a él, dando al mismo tiempo una luz sobreabundante al hombre que busca el sentido último de su vida.

Este catecismo tiene por fin presentar una exposición orgánica y sintéticade los contenidos esenciales y fundamentales de la doctrina católica.

Cuando profesamos nuestra fe, comenzamos diciendo: “Creo” o “Creemos”.

El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, porque el hombre ha sido creado por Dios y para Dios; y Dios no cesa de atraer al hombre hacia sí, y sólo en Dios encontrará el hombre la verdad y la dicha que no cesa de buscar.

El mundo: A partir del movimiento y del devenir, de la contingencia, del orden y de la belleza del mundo se puede conocer a Dios como origen y fin del universo.

Los que por la fe y el Bautismo pertenecen a Cristo deben confesar su fe bautismal delante de los hombres.

La fe es la respuesta del hombre a Dios que se revela y se entrega a él, dando al mismo tiempo una luz sobreabundante al hombre que busca el sentido último de su vida.

Este catecismo tiene por fin presentar una exposición orgánica y sintéticade los contenidos esenciales y fundamentales de la doctrina católica.

Cuando profesamos nuestra fe, comenzamos diciendo: “Creo” o “Creemos”.

Los que por la fe y el Bautismo pertenecen a Cristo deben confesar su fe bautismal delante de los hombres.

El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, porque el hombre ha sido creado por Dios y para Dios; y Dios no cesa de atraer al hombre hacia sí, y sólo en Dios encontrará el hombre la verdad y la dicha que no cesa de buscar.

El mundo: A partir del movimiento y del devenir, de la contingencia, del orden y de la belleza del mundo se puede conocer a Dios como origen y fin del universo.

La fe es la respuesta del hombre a Dios que se revela y se entrega a él, dando al mismo tiempo una luz sobreabundante al hombre que busca el sentido último de su vida.

Este catecismo tiene por fin presentar una exposición orgánica y sintéticade los contenidos esenciales y fundamentales de la doctrina católica.

Cuando profesamos nuestra fe, comenzamos diciendo: “Creo” o “Creemos”.

Los que por la fe y el Bautismo pertenecen a Cristo deben confesar su fe bautismal delante de los hombres.