“No fue fácil. Estábamos 3 meses en una casa, 4 meses en otra, éramos nómades. Se terminaba la plata para el alquiler, entonces mi viejo hablaba con algún conocido y le pedía que lo aguantara un tiempo hasta que consiguiera trabajo.
Un día como hoy no podíamos ni dormir, ni concentrarnos en estudiar, ni comer sin que nos caiga raro, ni hablar de otra cosa. El armado del arbolito ni siquiera importaba. Solo esperábamos que al dia siguiente fueramos las personas mas felices del planeta.