Hace un tiempo creía que la culerada no merecía que el timón de su barco lo llevara un pirata así. Pero de tanto ver cómo le aplauden, pienso que no aspiran a más que a un trozo de madera para intentar flotar cuando se hundan.

Laporta trata a su afición como auténticos idiotas.

La alternativa del Barça, Márquez. La alternativa de Xavi, el paro. El hambre con las ganas de comer. O mejor dicho, la muerte con las ganas de morir.

Pase lo que pase, buena noticia. El Madrid siempre gana.

Los que discuten el penalti de Cubarsí no merecen un debate, merecen un psiquiatra. Dan a entender que el que ataca tiene que enmendar el error del defensa, que se come el recorte y deja la pierna atrás, saltándolo.

Normal que el rebaño pierda el norte con Xavi de pastor.

No me acostumbro a que Jude haga de todo y encima bien. Tuitear por nosotros ya me parece una extravagancia.

El partido de Lucas es eso: de leyenda.

Relevo y Canal Plus Francia mostrando más interés, más predisposición y más medios que la propia competición a la hora de resolver una jugada decisiva.

¿Es triste? Sí. ¿Es gol? No.

Hoy tocaba ganar o ganar. No porque fuera un Clásico, que también, sino porque hacerlo implica poder encerrar a nuestros jugadores en un baño turco los 9 días que nos separan del Bayern.

Hablando de turcos, Güler y 10 más el viernes en el Reale Arena.

Lo menos trascendente del partido de Jude es el gol. Es salvaje la capacidad que tiene para repetir esfuerzos y sobre todo su generosidad e implicación con el equipo para exprimir al máximo esa virtud tan sobrehumana.

Fichaje absolutamente histórico.

Ni la última semana de colonias en el colegio fue tan divertida como esta. Y no lo digo porque estuvimos de acampada bajo las porterías de Manchester, sino porque hemos gozado saltándonos las normas de los “monitores” del fútbol.

Qué disfrute. Qué jodido disfrute.

Mientras otros clubes siguen escribiendo libros para intentar definirse, el Madrid se explica en medio minuto.

Un jerarca hablando de jerarquía.

Anoche explotó este tuit a la vez que nuestras cabezas y ha terminado siendo un impulsito para llegar a los 4.000.

Gracias a todos. Twitter es un gran lugar.

Hay algo a lo que no paro de darle vueltas. Por más imposibles que consiga el Madrid, el madridista es difícil que crea en el siguiente. Hasta que ocurre. Entonces es cuando dice: ahora lo entiendo todo.

Parece incoherente, pero es que los inmortales son ellos, no nosotros.

Los achiques de Carvajal y Mendy. La espera de Lunin con Bernardo. Lucas haciendo toques como un niño. El papelito en el que ponía que el quinto lanzador era Rüdiger.

Ha habido infinidad de momentos en los que merece la pena quedarse a vivir.

No existe rama en la biología humana capaz de justificar la forma en la que Bellingham bajó ese balón que terminó en el 0-1. Hay que rehacer los libros de anatomía de manera urgente.

Es una de esas acciones de las que nos acordaremos toda la vida.

Lo de hoy tiene más valor incluso que las remontadas ante PSG, Chelsea y el mismo City durante la UCL de 2022. Aquellas se atribuían especialmente al Bernabéu, pero la realidad es que el lugar del mundo en el que más cosas pasan es la propia camiseta del Madrid.

Sin palabras.

En 2022, porque nos eliminaron en 2020, casi imposible. Y en 2024, por lo que pasó en 2023, casi que también. Aunque el mundo del fútbol no aprende, este club no se cansa de enseñar.

Aquí estamos de nuevo, convirtiendo un ‘no puede ser’ en un ‘es’. El agua en vino.

Nervios, ilusión, confianza y tensión. Esas caritas reflejan a la perfección los cuatro estados de ánimo por los que vamos a pasar en estas seis horas.

Mi Madrid.

Xavi, en abril de 2024, diciendo sin ponerse rojo que no le gusta hablar de los árbitros. No es que suba el pan cuando abre la boca, es que está ya a precio de caviar.

Esto es más surrealista que apedrear el autocar de tus propios jugadores.

Aunque el doblete que ha firmado hoy Mbappé no es más que un teaser de lo que ya ha demostrado ser, tengo claro que quiero ver esa película más veces que Grease. No necesita más de medio acorde para bailar como Danny Zuko.

“You’re the one that I want”.

Le va a salir barato a Netflix el documental de Vini. No necesitan ni productores ni guionistas. Colocan la camara, pulsan el botoncito rojo y a funcionar.

No hay remedio para esta gentuza.